miércoles, 7 de abril de 2010

Tightrope II

Sentirse perdido y solo hace que alguien confíe rápidamente en los demás. La curiosidad, mal mezclada con tristeza, suele dar como resultado una imprudencia recién horneada. Eso me decía mi conciencia mientras esperaba refugiada en un café, entre paredes enmoquetadas con colores cálidos y luz tenue, a que Erik trajera dos tazas de capuccino. Un algo me martilleaba para salir corriendo de allí, pero yo era incapaz de pensar "Eh, tía, estás tomando un café con un desconocido, ¿hola?". No, por mi mente sólo pasaba la idea de que quería estar sola pero con alguien compartiendo mi soledad. Y durante los diez minutos que había hablado con él en el puente, me parecía que Erik se acercaba bastante a la persona que no me molestaría mientras yo me comía la cabeza.

Vi su elegante figura moverse entre las gentes del café, y, prácticamente haciendo equilibrio, al fin logró posar las dos tazas sobre la mesa. Me alargó una, y me concedió una sonrisa amable.

-Bebe, estás calada hasta la médula- me informó, como si no me hubiera dado cuenta. Claro que no. Mi pelo mojado pegándose a mi rostro ovalado y mi abrigo lo más cerca posible de un foco de calor eran indicios de que yo tenía manías, nada más. Di un sorbo al capuccino, muy dulce, como a mí me gustaba. El joven me observaba en silencio, con los dedos cruzados en un gesto pensativo.

-¿Qué pasa?- inquirí, dejando el café sobre su correspondiente plato. Él negó con la cabeza, su pelo liso y castaño desordenándose levemente.
-Nada. Siento mucho tu pérdida- dijo por segunda vez en una hora. Fruncí los labios y miré hacia otra parte. Sabía que era lo que se decía en aquellos casos, pero no me gustaba que se compadecieran de mí.
-Vale, gracias- murmuré.
-Entiendo, no te gusta recordarlo. Perdona. Podemos hablar de otra cosa si lo prefieres- sonaba tan calmado, tan educado... No pude evitarlo, y volví la vista a los dos zafiros que brillaban en su rostro.
-Lo cierto es que no tengo muchas ganas de hablar ahora mismo- confesé. Erik asintió y volvió a observarme en silencio. La incomodidad hizo presa de mí. Pero no tuve que preguntarle qué estaba mirando; me respondió solo.
-Eres rara, Cécile. La mayoría de la gente que conozco no hace otra cosa que cotorrear e intentar olvidarse de todo mediante la cháchara. Y tú guardas silencio.
-Ya me habían dicho que voy a contracorriente, pero no me lo dijeron en plan mal.
-No. No es eso. Eres especial. Es evidente- el comentario me inquietó un tanto. Que una persona a la que me había presentado hacía un cuarto de hora exacto de dijera eso no era muy tranquilizador. Y de todas formas, tampoco me hacía gracia la idea de disculparme y salir de allí por patas. Erik tenía... magnetismo. Sex appeal, llamadlo como queráis. Una breve sonrisa salió de las comisuras de mi boca.

-Y tú, ¿cómo eres?- pregunté, en un intento de no caer en el vacío mundo de los silencios incómodos. Él sonrió ampliamente, casi con sorna.
-Lo bastante especial como para atraer tu atención.

Y con este críptico comentario, cruzamos los dos una línea que nadie había dibujado, pero que estaba ahí, marcando el límite entre la realidad y la fantasía, entre el ahora y el ayer.

martes, 6 de abril de 2010

Tightrope I

París, 16 de Mayo de 2010


En un día que se supone que tendría que hacer calor, llovía. Una marea de color negro se agolpaba bajo los árboles del cementerio Père-Lachaise, mirando un punto fijo. Yo me sentía el blanco de todos los ojos, la diana a la que estaban apuntando. Sabía que no era así, que en realidad observaban compungidos la tumba que había a mis pies. Una tumba que acababa de tragarse y llevarse a las entrañas de la tierra el cuerpo de mi padre, Jean-Baptiste Murnier. El féretro había bajado con su correspondiente lentitud, alargando la agonía que me atravesaba de pies a cabeza. Todo había ido como se suponía que tenía que ir en un funeral. Hasta había habido un cura leyendo la Biblia. Pero, pensé con rabia, mi padre no era creyente. En todo caso, lo propio hubiera sido prometerle la reencarnación o la llegada al Nirvana. Pero no. Lo habían enterrado como lo que no era, y así había vivido siempre. Sólo yo, su inocente hija con pintas de yanki, lo conocía de verdad. Me lo decía a menudo.

"Tú eres el espejo de mi alma, Cécile", decía y luego sonreía cansado, cerrando los ojos y suspirando como si hubiera visto demasiado en un solo día.

Vi que la gente pretendía acercarse a darme el pésame y a palmearme la espalda, como si lo necesitase. Ah, no. Ya tenía bastante con la tristeza que mi padre me había prohibido guardar en mi corazón. Me la tragaría yo sola. Ante las bocas abiertas de todos los amigos o conocidos del fiambre, salí corriendo del cementerio. Como si hubiera pactado con mis piernas torturarlas hasta no sentirlas más, mi carrera continuó hasta que me detuve lejos de allí, en el Pont Royal. Un trueno ahogó mi grito desesperado, pero los viandantes que me vieron hacer el gesto de echar los intestinos por la boca declararon abiertamente que estaba loca. Me apoyé en la antigua infraestructura, llorando, con las gotas de lluvia confundiéndose con mis lágrimas.

Durante un rato, no fui consciente de nada, de nadie, hasta que alguien me puso una mano en el hombro. Interrumpí mi sarta de tacos y dejé de emitir mi opinión sobre la mierda que era la vida, antes de alzar la cabeza. Sus ojos azules... Cómo olvidarlos. Me tendía un pañuelo de tela con su mano enguantada. Iba como un personaje de los años cuarenta, con gabardina larga.

-¿Estás bien?- preguntó mientras yo cogía el pañuelo. Aunque si me hubiera dado una rama de espinas, la hubiera aceptado igual.

------------------------------------------------------------------------------------------------

Paris, May 16, 2010


On a day that was supposed to have been hot, it rained. A flood of black, crowded under the trees of the cemetery Père-Lachaise looking at a fixed point. I felt the target of all eyes, the target to which they were pointing. I knew I was not, in fact, they observed that the tomb had pricked at my feet. A tomb just swallowed and carried into the bowels of earth the body of my father, Jean-Baptiste Murnier. The coffin had lowered with its corresponding slow, lengthening the agony that pierced me from head to feet. Everything had gone as was supposed to go on a funeral. So there had been a priest reading the Bible. But, I thought angrily, my father was not a believer. In any case, the same had been promised arrival reincarnation or Nirvana. But no. He had been buried as something he was not, and so had always lived. Just me, her innocent daughter with the looks of a Yankee knew him deeply. He said it often.

> ">"You are the mirror of my soul, Cécile" and then smiled tired, closing his eyes and sighing as if he had seen too much in one day.

I saw that people wanted to approach me and slapped the condolences back, as if I need it. Oh no. I had enough with the sadness my father had forbidden me to keep in my heart. I would endure it alone. Given the open mouths of all friends or acquaintances of the dead man, I ran away from the cemetery. As if he agreed with my tortured legs until I couldn't feel anymore, my career continued until I stopped off there on the Pont Royal. Thunder drowned my desperate cry, but passersby who saw me make the gesture of throwing the intestines through the mouth openly declared that I was crazy. I leaned on the old infrastructure, crying, with raindrops mingled with my tears.

For a while, I was not aware of anything, anyone, until someone put a hand on my shoulder. I interrupted my string of rude words and stopped expressing my opinion about the shit that was life, before looking up head. His blue eyes ... How could anyone forget them. He handed me a handkerchief with his gloved hand. He was like a character in the forties, with long raincoat.

- Are you okay? - Asked as I picked up the handkerchief. But if I would have been offered a branch of thorns, had accepted the same.

Tightrope

Los deseos, cuanto más se quieren, menos se consiguen. Me he dado cuenta de esto de la peor manera posible; tendida en un suelo negro y frío. Si pudiera sentir, sentiría mi mano manchándose con mi propia sangre. Si pudiera hablar, te pediría que mirases a otro sitio que no fuera mi cuerpo perforado por las balas. De todas formas, no he hecho otra cosa más que cumplir mi promesa, ¿te acuerdas? Te prometí que moriría por ti si se me presentaba la ocasión. Y ha llegado, Erik. Ya ha llegado ese momento en el que tengo que demostrar que te quiero...

Porque te quiero.

Porque sé que, vaya a donde vaya, voy a recordarte siempre. Como te recuerdo ahora, en los últimos segundos que me quedan de seguir respirando. Cómo me gustaría poder sonreírte y decirte que no pasa nada, que estaré bien... Pero me voy, me voy y tú te quedas... Qué bonito es que lo último que vea sean tus preciosos ojos azules...

Como aquel día.

Aquel día supe que moriría antes de amar a nadie que no fueras tú. Supe, muy dentro, que tú serías el superhéroe que adornaría las páginas del cómic que era mi vida entonces. Me empeñaba en taparlo todo con mis idas de olla, hasta que un golpe de realidad decidió golpearme. Y apareciste tú... En el Pont Royal, ¿te acuerdas? Seguro que sí. Yo con ganas de mandarlo todo a la mierda, soltando improperios a plena luz del día... Bueno, apuesto a que pensaste que estaba loca...

Los meses que siguieron colgaron de una cuerda floja, pero fueron los más felices de mi corta vida...





---------------------------------------------------------------------------------



Wishes. The more you want, the less you get. I've noticed this in the worst way possible, lying on a black and cold ground. If I could feel, I would feel my hand with my own blood staining. If I could speak, I would ask you to look somewhere else than my body pierced by bullets. Anyway, I have not done anything but fulfill my promise, remember? I promised that I would die for you if I had the chance. And it has arrived, Erik. It has already come, the time that I must prove that I love you...

Because I love you.

Because I know that wherever I go, I will remember you forever. As I remember now, in the final seconds that I have left to keep on breathing. How I wish I could smile at you and tell you that it's OK, that I'll be alright ... But I go, I go and you stay ... How nice the last thing I see are your beautiful blue eyes ...

As that day.

That day I knew I would die before loving anyone but you. I knew deep inside, you'd be the superhero who'd adorn the pages of comic my life was then. I insisted on my trips cover everything pan, until reality decided to hit me. And then, suddendly, you appeared ... In the Pont Royal, remember? Sure. I wanted to send all to hell, releasing insults to daylight ... Well, I bet you thought I was crazy ...

The months that followed hung from a tightrope, but were the happiest of my short life ...

lunes, 5 de abril de 2010

Nací de polvo y llamas (I was born from dust and flames)

No soy más que una criatura que ha nacido del odio. Soy una hija del Infierno. No soy nada, y sin embargo, todo el mundo siente mi presencia. Soy rabia, soy dolor, soy enfermedad, soy accidente, soy vejez. Todos me temen y nadie quiere verme, y cuando llego, me reciben con lágrimas en los ojos y la promesa de vencerme...

Ingenuos.
Ilusos.

Existo desde que existe la vida. Existo desde que la gente comprendió que nada es eterno, salvo yo. Es irónico... Es irónico que yo sea la única criatura que vivirá para siempre. Los hay que piensan que me alimento de las vidas que me llevo. Los hay que creen que nací cuando la primera vida expiró. No... Nací de una decisión equivocada, de un error. Y ése es el concepto que se tiene hoy en día de mí, que soy un error.... Cuando encuentro a alguien que me espera con una sonrisa en los labios, es como si saboreara un poco de la vida que me ha sido negada. Cuando veo que hay gente que espera en mí su consuelo, me siento tan real como ellos.

El tiempo y el desprecio de todos me han dado la paciencia y las ganas de comprender que es una ley natural. Que sin mí no habría equilibrio. Por eso no reniego de mí misma. Por eso cumplo la tarea que se me encomendó sin preguntarme.

Tenía nombre, pero hasta yo lo he olvidado.

Tú debes conocerme como...

Muerte.

-----------------------------------------------------------------------------------------

I'm just a creature born of hatred. I am a daughter of
Hell. I am nothing, and yet everyone feels my presence.
I'm angry, I am pain, I'm disease, I am accident, I am old. All fear me and nobody wants to see me, and when I arrive, I get tears in
eyes and the promise of up ...

Naive.
Deluded.

Exist since the existence of life. Exist since people realized that
nothing lasts forever, except me. It is ironic ... It is ironic that I'm the only
creature that will live forever. There are those who think that I eat
the lives they led me. There are those who believe that life was born when the first
expired. No. .. I was born of a wrong decision, a mistake. And that is the
concept that is now me, I'm wrong .... When
find someone waiting for me with a smile, it's like
If a taste of life I have been denied. When I see that there
people waiting on me consolation, I feel as real as them.

The time and contempt of all have given me the patience and desire
understand that it is a natural law. That without me there would be balance. By
that does not disown myself. So I fulfill the task given to me
without asking.

His name, but even I've forgotten.

You should know me as ...

Death